martes, 28 de enero de 2014

CASI NADIE


Gastó su vida en vivirla, la entregó a cuantos amaba, la dio porque quiso y nadie se la quitó.

No debía nada a nadie, sus cuentas estaban saldadas pues mirara adentro o mirara afuera, desde que sus ojos se abrieron a la luz, sólo podía ver el inmenso amor que todo lo inunda y del que la Vida se nutre.

(pero no lo sabían... y cuando lo decía casi nadie le creía).

Siempre hacía frente al mal sobrevenido sin bajar la cabeza, dejando expuesta la otra mejilla.

Así se arriesgaba a un nuevo golpe con la dignidad de quien aguanta sin resignarse, confiando en el bien que siempre triunfa, renunciando a la única violencia a la que se puede renunciar, a la que sale de uno mismo y de la única que se es dueño.

(pero no lo sabían... y cuando lo decía casi nadie le creía).


Pero en todos lados hay un puñado de locos y locas que en medio de los sinsabores de la vida huelen la felicidad y en todos los pueblos hay niños y niñas cuyas mentes vivarachas no se pierden una sola oportunidad de reír y también perritos lazarillos que juegan saltarines con quienes transmiten ese tipo de paz honda que transmitía él y le acercan a sus ciegos para que les de luz a sus ojos y a sus vidas.

Y aunque no lo sabían... y cuando lo decía casi nadie le creía... siempre, siempre, estaba rodeado de gente despierta, de quienes no tienen nada que perder y están casi seguros de que todo mejorará. Y ellos y ellas le creyeron.



jueves, 4 de abril de 2013

FRIO EN LOS PIES

Algunas veces el camino me ha llevado al borde del mar
hasta donde arde la insidiosa frialdad
tan bien repartida en el mundo.

Más tarde, la caricia de un sol silencioso,
deslumbrante e invisible por la debilidad de estos ojos deslumbrados,
ha calentado mis pasos y ha propulsado mi vida
hacia un destino incierto, playa arriba, playa abajo
pero probablemente sazonado con tus besos.


CERCA Y LEJOS

Me voy para volver...
me alejo para estar cerca.

Me pierdo para encontrarme...
para encontrarnos.

Bajo a lo más profundo, me hago pequeña...
para poder alzar el mayor y más libre de los vuelos.

Despojada de todo, con el lastre que se desintegra,
con una sonrisa de moderada felicidad en mi rostro
antes desfigurado por haber sufrido.

Olvido la tormenta para atreverme a mirar al cielo
y no perderme el arco iris...

Esta ruta me aleja y me acerca
paradójica y simultáneamente de mí,
de los demás...
conservando un alfa y un omega que es siempre el mismo
de donde salgo y adonde voy
que es origen y destino
mio, tuyo, nuestro...


lunes, 31 de diciembre de 2012

¿NOS CONOCEMOS?

Aunque estaba ahí no guardo ningún recuerdo del momento en que naciste.
Se como siente tu piel las caricias humanas y también las de la brisa del mar y como tu alegría danza al compás de toda esa ternura.
Escucho a diario el gemido de tu corazón que recuerda cada golpe y cada herida, incluso las que borró el tiempo o cicatrizó el perdón.
Pero no estoy segura de que nos hayan presentado. ¿Nos conocemos?

Tu piensas, sientes, hablas y actuas y yo te observo, atentamente.
Se me escapan muy pocas cosas de ti pues registro todo lo tuyo en albumes, en diarios,... 
Releo tus escritos y revisito tus recuerdos, pero no estoy segura de comprender tus movimientos, ni siquiera tus gestos más simples están bajo mi control.
¿Nos conocemos?

Oigo las voces que te nombran, miro a los ojos de quienes te miran, veo los brazos que te abrazan, los pies que guían algún trecho de tu camino.... 
...pero no se a quienes está unido tu destino, ni si compartes tu vida o eres un saco lleno de soledades.

Supongo que, como todo el mundo, te irás algún día... supongo que estaré ahí cercana y distante, igual y distinta, amiga y enemiga,...
Supongo que seguiré preguntándote ¿nos conocemos?
Y tu no sabrás qué responder.


lunes, 26 de noviembre de 2012

UNA NUEVA LUZ

A oscuras todavía se intuía la calidez de una nueva luz

en lo escondido, en lo incierto, en lo débil,

en lo pequeño, en quien no grita, en la voz trémula,

en el aliento sutil de los suspiros, en quien constantemente se equivoca,

en los espejismos, en lo que jamás me podré explicar,

en las miradas que se enraizan en la memoria de los siglos,

casi en la nada...


Todo aquello apestaba a olvido

y a los resentimientos que parieron ciertas desconfianzas.


Aún así, la risa, hermana menor de la alegría, jugueteaba conmigo,

seductora, cosquilleándome en la boca con su gran pluma roja.

Traviesa se empeñaba en que abriera todas las puertas,

en que me dejara llevar por la brisa de la mañana

y por su luz frágil, recién estrenada.