lunes, 26 de noviembre de 2012

UNA NUEVA LUZ

A oscuras todavía se intuía la calidez de una nueva luz

en lo escondido, en lo incierto, en lo débil,

en lo pequeño, en quien no grita, en la voz trémula,

en el aliento sutil de los suspiros, en quien constantemente se equivoca,

en los espejismos, en lo que jamás me podré explicar,

en las miradas que se enraizan en la memoria de los siglos,

casi en la nada...


Todo aquello apestaba a olvido

y a los resentimientos que parieron ciertas desconfianzas.


Aún así, la risa, hermana menor de la alegría, jugueteaba conmigo,

seductora, cosquilleándome en la boca con su gran pluma roja.

Traviesa se empeñaba en que abriera todas las puertas,

en que me dejara llevar por la brisa de la mañana

y por su luz frágil, recién estrenada.



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